jueves, 10 de febrero de 2011

UN AÑO DESPUÉS... VA TELÓN!!!

Un añito hace que el Gran Teatro Falla le gritara por vez primera a un coro aquello de "campeones, campeones". Un añito hace que esa tensión a flor de piel terminara por romper en lágrimas en un hombre hecho niño cuando se levanta el telón. Un añito hace que sentenciáramos en las tablas el que fuera el primer primer premio (valga la rebuznancia) de mi palmarés carnavalesco. Un añito después se estrenan en las tablas los secretos de La madrugá gaditana.



Y aquel 10 de febrero, mientras un coro se preparaba para la gloria carnavalesca... ella caminaba camino a la gloria que mereció en vida. Aquél 10 de febrero, mientras un coro cantaba, aquel hombre hecho niño en las tablas, cantaba sin saber el qué ni como, con la mente cogida aún de su mano... mientras ella se soltaba poco a poco diciendo que no tenía más remedio. Y dando saltitos a la pata coja seguía subiendo camino al descanso que necesitaba. Y aquel niño en las tablas, al oír aquel grito del Falla, volvió a hacerse hombre al darse cuenta que ese era el regalo que quería dejarnos en la tierra.... Y por eso rompió a llorar.



Y no solo eso, nos dejó como herencia muchas cosas, a mí particularmente me dejó la lágrima fácil, que de un tiempo para acá, sintiéndome muy muy feliz, se me escapan cuando me emociono. Por supuesto nos dejó a toda su familia esa gracia y ese desparpajo que nos carcateriza a los Correro. Y para nosotros es una eucaristía, como si nos hubiera dejado dicho "sed así en conmemoración mía". Sé que esté donde esté me cuida y me protege, y tengo claro que puso a mi vera la mujer que necesito y que cuidará de mi en su ausencia. Por eso cuando la recuerdo no me pongo triste, siempre me arranca una sonrisa o incluso una carcajada, aunque a veces, como ahora mismo, se me escapen algunas lágrimas (ayy!! esa herencia que me dejaste!!)



Aquel hombre, niño... o simplemente aquel que les habla hoy, un año después de tales efemérides que pasarán a la historia y serán recordadas para siempre, por lo menos mientras viva, no puede olvidar ninguna de las dos cosas. Yo no creo en las casualidades, y tengo la certeza de que esto es cosa del destino. Un año después de irse en cuerpo para quedarse en alma y dejarnos como regalo de despedida aquel tributo del soberano juez como es el pueblo gaditano, por vez primera para un coro, se estrena para ustedes La madrugá. Ojalá corramos la misma suerte que quiso y pudo sentir el tanguero... Seguro que sí.



Mientras tanto, a tí no te olvido, sigue a mi vera siempre hasta que vuelva a encontrarme contigo, Abuela!! Te quise, te quiero y siempre te querré. No te olvido!! Un beso!


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